Posicionamiento político sobre la situación relacionada con el covid-19

Los educadores e educadoras sociales de calle en América, África, Asia y Europa están preocupados.as por los abusos de seguridad que algunos gobiernos están tomando en la lucha contra la propagación de COVID-19, también están preocupados.as por las decisiones que estos gobiernos tomarán después de la crisis en relación con las poblaciones más excluidas.

Dynamo International hace un llamamiento para que la educación social de calle sea reconocida como un servicio esencial en todo el mundo, no sólo durante el período de crisis sanitaria, sino también más allá. En efecto, el trabajo social de calle es esencial para garantizar el desarrollo de una sociedad basada en el bienestar y la solidaridad.

Constatamos que muchos servicios, cuya acción social se realiza “intramuros”, deben cerrar en este momento, ya que constituyen entornos con riesgo de contagio COVID-19. También constatamos la importancia del mensaje «quédate en casa». Esto hace que el trabajo social que se realiza en otros contextos – especialmente en la calle – sea aún más importante, ya que apoya a quienes tienen dificultades o son incapaces de acceder a estos servicios por otros medios.

Es nuestra responsabilidad señalar a la atención de los dirigentes el hecho de que muchas de las personas con las que trabajamos se encuentran en situaciones de viviendas muy precarias. Pueden no tener un domicilio fijo, o estar expuestas a abusos, o a cualquier tipo de maltrato, en su propio domicilio. Lamentablemente, algunas de ellas están más seguras en la calle que en casa.

Los educadores e educadoras sociales de calle, como todos los trabajadores sociales, están cualificados y tienen experiencia. Su especificidad consiste en un trabajo de primera línea, en contacto directo con personas precarizadas en su lugar de vida, respetando sus opciones de vida, sin juicio. Estos trabajadores son activos en lugares y horas a los que muchos servicios sociales no tienen acceso.

Los educadores e educadoras sociales de calle no tienen la intención de alentar a la gente a salir a la calle o a transgredir las directivas sobre la distancia social. Lejos de eso: queremos que la gente se quede en casa – siempre que se sienta segura. Sin embargo, el fundamento mismo del trabajo social de calle es hacer visible lo que a menudo es invisible, llamar la atención sobre las necesidades y los problemas ocultos y trabajar para solucionarlos.

Los educadores e educadoras sociales de calle prestan apoyo a las personas más vulnerables en diversos contextos, en los que la pobreza, los problemas de salud, la toxicomanía y la violencia, son realidades cotidianas. La pandemia de COVID-19 ha agravado estos problemas. Esto es especialmente cierto en los países más pobres, donde las poblaciones en situación de calle son las más afectadas. Para muchos, esto significa que la posibilidad de ganar incluso una pequeña renta y/ o recibir apoyo, simplemente ya no existe.

« La vida antes del virus ya era muy complicada, ahora es una pesadilla. Cuando tienes hambre, cuando ya no sabes cómo alimentar a tus hijos o a tus seres cercanos, prestar atención a la higiene y tomar precauciones sanitarias se convierten en preocupaciones secundarias ».
Jean Christophe Ryckmans, Nepal.

Nuestra experiencia nos demuestra también que muchos de los mensajes anunciados por los gobiernos están pasando por alto. A veces esto se debe a la falta de comprensión o a veces porque hay muchas “noticias falsas” sobre el COVID 19.

« En todas partes en la calle, hay muchas noticias: ‘fake news’: ‘el speed mata al virus’, ‘beber vinagre inmune al virus’, ‘los migrantes propagan la enfermedad’, etc. El desafío es ayudar a informar a la gente sobre la verdad y sobre medidas de prevención eficaces. »
Cis Dewaele, Flandres – Bélgica.

Los educadores e educadoras sociales de calle conocen a las personas más vulnerables, saben dónde encontrarlas, y porque responden a sus necesidades particulares, sin juicios, son consideradas dignas de confianza, y por ello son capaces de dar a las comunidades los medios de actuar. Por lo tanto, es esencial que el trabajo se realice en la calle y en las comunidades para que estas personas puedan aprender a protegerse mejor a sí mismas y a los demás. En consecuencia, los educadores e educadoras sociales desempeñan un papel fundamental y concreto en el apoyo a las personas excluidas del sistema, especialmente en este período de crisis.

Non obstante que los educadores e educadoras sociales de calle están movilizados.as y que siguen trabajando en primera línea, tienen capacidades limitadas, a menudo en declive. Las organizaciones y asociaciones para las que trabajan tienen dificultades para sobrevivir.

« En Rumanía, muchas organizaciones de trabajo de calle existen sobre la base de las contribuciones financieras de las empresas, para quienes las donaciones están exentas de impuestos. Debido al impacto económico del COVID-19, muchas de estas empresas han dejado de contribuir, lo que tiene consecuencias evidentes sobre la capacidad de los trabajadores para prestar servicios – a pesar de que la demanda y los costos de gestión están aumentando. Los trabajadores temen que sus organizaciones no puedan hacerlo; muchas asociaciones han tenido que despedir trabajadores. A pesar de ello, algunos han seguido trabajando de forma individual y voluntaria. Los que quedan han pasado al salario mínimo y al trabajo a tiempo parcial, abandonando el trabajo diario y concentrándose más bien en el suministro de bienes de primera necesidad y de determinados servicios sociales específicos para quienes los necesitan ».
Ionut Jugureanu, Rumanía.

Se necesitan urgentemente no solamente importantes, pero también nuevos recursos para apoyar la labor social en las calles. Pedimos a las autoridades que reconozcan el papel crucial de los educadores e educadoras sociales de calle, otorgándoles un estatuto específico y oficial que les permita apoyarlos y protegerlos en este trabajo esencial.

Por otra parte, existen otros desafíos específicos que dificultan el trabajo social en las calles.

A nivel mundial, instamos a todos los gobiernos a que no criminalicen a quienes viven en la calle o a aquellos para quienes la calle sigue siendo un lugar seguro. En algunos países, la obligación de confinamiento se traduce en una represión cada vez más fuerte contra las poblaciones vulnerables que no tienen el lujo de encerrarse en condiciones favorables. La protección de la sociedad contra el COVID-19 no puede hacerse a expensas del respeto de los Derechos Humanos.

« En Guatemala, debido a la ley marcial, las autoridades parecen haber olvidado a la población que vive en la calle. Encarcelan a la gente o la agreden. El trabajo en la calle, aunque está prohibido, lo continuamos con el fin de intentar desplazar a las personas hacia lugares donde no serán sancionadas ».
Gabriela Altman, Guatemala.

Los países que parecen haber resistido mejor las consecuencias de la pandemia son los que tienen una visión previsora y preventiva de la gestión pública contando con sistemas de salud de cualidad e abiertos a todos y todas y también con mecanismos de protección social sólidos.

Esto nos invita a reflexionar sobre el futuro.

Todos tenemos que aprender de esta experiencia sin precedentes, especialmente del valor de este enfoque preventivo, que favorece el bienestar de toda la sociedad – no sólo de los más vulnerables.
Pedimos a las autoridades que no utilicen la salida del confinamiento como una oportunidad para reducir los medios en los servicios sociales, los servicios de salud o la educación con el pretexto de reactivar la economía. Esta crisis revela los límites de esta ecuación.
En general, la pandemia del Covid-19 puede representar una oportunidad: demuestra que los Estados son capaces de adoptar medidas radicales para responder a las emergencias sanitarias. Esta toma de conciencia puede ser beneficiosa frente al tratamiento de otras crisis – medioambientales, económicas, sociales y democráticas. Nunca debemos olvidar que esto sólo es posible si las decisiones se toman desde la perspectiva de la solidaridad internacional.

➔ Descargar el posicionamiento político sobre la situación relacionada con el covid-19

Contacto :

Edwin de Boevé, Director, edwin@travailderue.org

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