Las sociedades se van transformando en clara interrelacién con la dinàmica económica. La revolución industrial aceleró el cambio social en todos los àmbitos de la vida cotidiana, la percepción del tiempo, la aparición de productos innovadores, nuevas lógicas de consumo, un discurso que anima al esfuerzo creativo y la creación del sistema financiero para administrar et incontrolable crecimiento de ta plusvalia, de la acumu­lación de riqueza. Esta «bonanza industrial» reflejada en los medios de comunicaciân pareda no mirar a las masas de hombres, mujeres y nirlos que fueron arrastrados a las fabricas, minas y pequeôos talleres para «exprimir» su fuerza de trabajo.

Los problemas sociales que ocasiona la exclusión no se pueden ocultar por mucho tiempo.. Paulatinamente fueron apareciendo las «enfermedades industriales», la de­manda de servicios hidràulicos y de transporte para ciudades en expansión, las denun­cias sobre explotación del trabajo infantil, las luchas sindicales por mejorar el salario y las condiciones laborales. Es por ello importante que, cuando hablemos de exclusión social, hagamos explicito que es resultado de «la acumulación de capital»; es decir, existe una relaciôn directamente proporcional, entre mayor acumulación (capital, te­rritorio, instituciones, etc.) y mayor exclusión social de amplias capas de la población.